Querido Marco Aurelio, mi gato:
Andas por todo lado, maullando por ahí, mordiendo los cables de mi computadora, impidiendo que yo escriba. Pero hoy he decidido volver a hacerlo, por algo tengo un blog. Finalmente te quedas dormido en mis piernas y aprovecho para contarte de unos textos que me gustaron de Shakespeare.
Hoy leí mi cuaderno de notas y encontré unas referencias a Hamlet, Polonio le dice a Ofelia que hay promesas que dan más luz que calor, como los relámpagos, no son fuego verdadero y pronto se apagan. Hace referencia por supuesto a promesas de amor, salvo excepciones, qué otra promesa se acaba más pronto, a quién no le han dicho y quién no ha dicho “siempre estaré a tu lado”; ¿cuánto dura esa promesa? En mis tiempos de buen cristiano hubiera dicho, solo las promesas de Dios se cumplen siempre.
Sigo con mi cuaderno de notas y esta vez me encuentro con una gran pregunta ¿quién es el hombre? Parece preguntarse Hamlet, y su aparente respuesta es “nada”. Vuelvo otra vez a mi pasado cristiano y recuerdo aquel salmo (Sal 8.6) en la que se hace una pregunta similar, y se responde de un modo totalmente distinto, “Apenas inferior a un dios … ” No pasará desapercibido para tu mente gatuna, el contraste de visión sobre la naturaleza humana, “nada” o “apenas inferior a un dios…” ¿Tú que piensas mi querido felino?
Prometo en otra ocasión seguir escribiendo, también de Hamlet, si tus maullidos me dejan.
Juan Carlos
Comments