Querido Marco:
Un ser humano, un candidato a la presidencia ha muerto, los ecuatorianos recibimos la noticia incrédulos, ¿realmente está pasando esto en nuestro país? El sentimiento es de generalizado miedo. El razonamiento es seguramente equivocado, pero la idea es básicamente la siguiente: “si eso le pasa a un candidato presidencial, que nos puede pasar a nosotros”. MI hija, tu dueña, me pide que llegue temprano.
¿Qué le pasó al país? Los políticos se echan la culpa los unos a los otros. Para unos, la culpa está en aquel que retiró a los gringos de la base de Manta, que llamó a un diálogo a ciertos grupos de pandilleros, para otros la culpa es de quien eliminó el Ministerio de Justicia y disminuyó la presencia del Estado. No puedo creer que algún gobierno haya realizado prácticas dirigidas, deseadas y conscientes para promover las organizaciones criminales. Yo creo más bien, que la mafia ecuatoriana se fue desarrollando, en la obscuridad, paso a paso, y que en algún momento tomó tanta fuerza, que agarró al gobierno de turno, que raro en este país, desprevenido. Luego vino el aliciente de la impunidad, la sensación que tiene el delincuente, que esta es tierra de nadie, que nunca se descubren culpables, que los crímenes parecen quedar en el tiempo sin resolver.
En ese triste contexto, vamos a las urnas la próxima semana. Vemos los nombres en la papeleta y no encontramos por quien votar. Una candidata elegida a dedo por el “amado gran líder” demuestra no estar a la altura cuando apenas se la presiona un poco en un concurso de adivinanzas, al que llaman debate. Un candidato que compra su candidatura a un partido y un partido que la vendió al mejor postor, no hay elecciones internas, no hay respeto para su propia militancia; pero sobre todo es un candidato que cree soluciona la desnutrición infantil con más seguridad. Candidatos que arman partidos para satisfacer su propia vanidad, partidos “expres” sin ideología, cuya finalidad es llevar al prohombre al poder. Definitivamente estoy convencido que la política y el poder son las fuentes naturales de las que manan los psicópatas
Y mientras tú descansas plácidamente, mi querido gato, yo me pregunto ¿por quién votar? Por la elegida por el “amado gran líder” que dadas las circunstancias es le candidata más conservadora, o por alguno del grupo restante de aventureros y ególatras. Ni un solo candidato liberal que hable con frontalidad de la necesidad de disminuir el tamaño del Estado, ni un solo candidato conservador que denuncie la falaz ideología de género. ¿Por quién votar? gatito, ¿por quién votar?
En estas circunstancias estoy tentado a un voto protesta, con la sola significación de la protesta, votar por él que no estuvo en el debate, por él que ganó el debate justamente porque no estuvo. Votar como protesta contra la inseguridad, votar como protesta contra aquello que no debe repetirse, contra el narco, contra la delincuencia organizada, votar contra todo aquello que rechazamos, contra la clase política y sus pseudo partidos, en una pseudo democracia. Tal vez, solo tal vez, esa sea la respuesta.
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