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MATE INESPERADO por Sofía Cajas

Foto del escritor: JUAN CARLOS MERIZALDE VIZCAÍNOJUAN CARLOS MERIZALDE VIZCAÍNO

Lunes 13.

He decidido escribir en este diario porque no tengo a quien más recurrir. ¿Mis amigos? en Flores, Buenos Aires, hace dos años hui de todos ellos y de mi traición. ¿Mi familia? ellos con su indignación prácticamente me obligaron a tomar el barco que hace ya dos años me trajo acá, a París. Desde entonces, su silencio es la forma en la que recuerdo mi error. Sin embargo, yo no hice nada malo, ¿o sí?, no tengo nada de qué disculparme. Al final, fue decisión de Laura el elegirme a mí. Yo no la obligué.

Últimamente, Nico no sale de mi mente, me gustaría pensar que lo trajo de vuelta la carta de mi madre, esa en la que decía que Nico había preguntado por nosotros, Laura y yo. Pero la verdad me mentiría, él siempre ha estado en mi memoria; siempre volviendo de alguna manera: en el silencio de Laura respecto a él, en las cartas de mamá, o en tantos recuerdos que tenemos juntos. Recuerdo especialmente, el jardín del caserón de Flores donde jugábamos a la guerra, o cuando le acercaba perros... sabía que no eran de su agrado. El pobre de Nico, siempre tan tímido, siempre tan torpe, siempre jugando ajedrez, le gustaba tanto. En fin, de alguna manera, él siempre ha estado en mi vida.

El hombre que escribía en su estudio, tratando de aliviar las preocupaciones de su mente, se vio interrumpido por su mujer, quien le recordó que esa noche irían al cine.

Fue una noche como tantas otras, la pareja se acostó, por varios minutos fingieron dormir, finalmente cayeron en los brazos de Morfeo. La mujer tuvo una pesadilla, él ya no le llevó un vaso con agua. Amaneció.

Un bus circulaba por la rue Richelieu dentro, un hombre cavilaba, parecía no estar allí.

Martes 14.

No sé qué me pasa. Hay momentos del día que parecen tan borrosos, como si yo no los hubiera vivido. Suele ocurrirme igual cuando tomo coñac, pero no lo he tomado, no que yo recuerde. ¿Será todo lo que está pasando?... Según una de las cartas de mamá Nico llega este viernes. Algo imposible. Sin embargo, Nico ha estado en mi mente, a veces pienso que lo veo, lo siento.

Apenas me ha dado gripe y he recordado su tos, como la de un tísico, nunca creímos que lo de Nico fuera tan grave.

Un hombre salió de su trabajo, una oficina de publicidad. Tomó un bus, se bajó en la rue de Rennes. Las personas voltearon a verlo, su tos llamaba la atención, era como la de un tuberculoso, se escuchaba tan avanzada. Peón de rey 4.

El hombre saludó a la portera, subió al tercer piso, como siempre. Le abrió la mujer, con su rostro grisáceo, como el aire de París. Saludaron con un beso, en la fría mejilla de la mujer. Como siempre, ellos seguían un orden, una rutina, al final una mentira. Peón de rey 5.

Miércoles 15.

Creería que he estado inconsciente. El trayecto de la oficina al departamento, no lo recuerdo. Solo tengo claro haber saludado a madame Durand y luego haber subido tres pisos para llegar a casa. Peón de dama 4.

Siento como si otra persona estuviera apoderándose de mí, como si la vida fuera una partida de ajedrez y alguien estuviera jugando por mí o contra mí. Peón de rey 5 por peón de dama 4.

El hombre siguió desahogándose. Hasta cierto punto los últimos días lo estaban transformando. Parecía otro, vestía ahora un traje cruzado a rayas y usaba más brillantina de lo usual. Su tos era cada vez más seca. Alfil C 4.

El sol se asomó por el horizonte. El hombre despertó, desayunó. La mujer lo despidió por la ventana, como siempre, como si fueran los mismos aún. Caballo C 6. No obstante, había algo nuevo en el hombre, una corbata que no había usado nunca, de rayón con casetillas. Dama F 3.

Jueves 16.

Fuimos a ver una pieza de teatro, prácticamente es lo único que recuerdo del día de hoy. Estoy empezando a considerar comentar con Laura lo que me pasa, los blancos en mi memoria y el recuerdo cada vez más presente y real de Nico. Pero no sé qué tan bueno sea. Ella no lo olvida, por eso jamás habla de él. En estos dos años nunca lo ha mencionado. Y si le hablo, ya me imagino su mentón tembloroso luchando por contener el nombre de Nico. Al final, ellos son tan parecidos.

Según mamá, mañana llega Nico. Laura no ha dicho nada, pero es seguro que irá a la estación a esperar a ver si llega, yo haré lo mismo. A lo mejor deberíamos ir juntos.

Alfil G4.

Era viernes, el hombre se dirigió a la estación, se sentó en la cafetería. Esperaba no ser visto. Dieron las 11:35, divisó a la mujer, vestía una falda azul. Parecía buscar a alguien, un hombre, les trajo recuerdos a los dos. Era tan parecido, zurdo, con la espalda cargada, el mismo tipo de hombros. Y sin ser él en realidad, el recuerdo de aquella persona del pasado era más tangible que nunca.

Tras el trabajo, el hombre regresó a casa. Saludó a la portera. Subió los tres pisos lentamente, como si quisiera evitarle la fatiga a sus pulmones. Ella le abrió la puerta, parecía desilusionada. No comentaron sobre su visita a la estación, reinó el silencio, uno que llevaba nombre.

Él se dirigió al estudio tosiendo un poco, iba a escribir en su diario. Hacía calor, el aire era pesado, el piso era perfecto para dos, tres eran muchos. Él le dijo a la mujer que estaba en la puerta:

- ¿A vos no te parece que estoy algo cambiado Laura?

- Un poco, uno cambia con el tiempo. Es bueno que regresaras, él y yo sabíamos que era contigo con quien me entendía. Te extrañé Nico.

Dama por peón F7. Jaque mate.


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¿Escribir algo sobre mí sin poner los títulos académicos?  mi hija dice que soy un poco ególotra, tal vez por eso escribo un blog.

 

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